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FRANCIA Y EUROPA

Artículos de salud fitomisan, el maravilloso pero frágil sistema inmunológico

El maravilloso pero frágil sistema inmunológico

 

por Roger Castell

            La función del sistema inmunitario es proteger el organismo para mantener la vida, pero desde hace cincuenta años se observa un deterioro de los mecanismos de defensa, que actúan contra las propias células, creando "enfermedades autoinmunes", que comprometen gravemente el salud de las víctimas. ¿Cuál es la causa de esta situación y qué se puede hacer para evitarla teniendo en cuenta los logros de la bioelectrónica Vincent?

1 – Organización del sistema inmunológico

            El sistema inmunitario es el conjunto de órganos y células que defienden al organismo frente a la introducción de elementos extraños (bacterias, virus, etc.). Las células del sistema inmunitario son los glóbulos blancos, que circulan en la red sanguínea y en la red linfática para proteger el organismo.

            Todas estas células sanguíneas provienen de células madre ubicadas en la médula ósea, que se diferencian en células con un papel especializado, ya sea para destruir cuerpos extraños o para producir anticuerpos para protegerse (ver diagrama).

            Por ejemplo, la piel es una protección eficaz contra la penetración de microbios debido al grosor de la epidermis, su acidez natural (pH de 6,2) y las secreciones (sudor). Pero incluso una herida leve desencadena una serie de reacciones de defensa contra los microbios que han penetrado y que proliferarán en la dermis, un entorno favorable por su temperatura y los nutrientes que contiene. Luego, los glóbulos blancos intervienen para ingerir y destruir los microbios. Si resisten, comienza una lucha que producirá inflamación en el área infectada, con las tres características de un absceso: hinchazón, calor y dolor (1). La higiene de las heridas es fundamental para ayudar al sistema inmunitario en su lucha y promover una cicatrización rápida (diagrama).

            Normalmente, las células del sistema inmunitario tienen la capacidad de reconocer qué necesita ser protegido, porque es útil para el cuerpo, y qué necesita ser destruido, como un elemento extraño (microbios que vienen del exterior) o células que se han convertido en inútiles (células gastadas, cancerosas o anormales). Desafortunadamente, cada vez con más frecuencia, el sistema inmunitario se deteriora y ataca los tejidos normales del cuerpo para destruirlos.

2 – Enfermedades autoinmunes

            Un grupo de réactions valores atípicos del sistema inmunitario, cuyas células (linfocitos) o sustancias de defensa (anticuerpos) actúan de forma anormal y sin razón, contra las células de determinados órganos, como si fueran cuerpos extraños. Este mecanismo anormal, que provoca graves trastornos de salud, afecta al 8% de la población y principalmente a las mujeres. Se acompaña de inflamación en la mucosa del órgano afectado. (2)

            Muchas enfermedades son causadas por esta interrupción del sistema inmunológico. Entre estas podemos mencionar: tiroiditis de Hashimoto (responsable en la mayoría de los casos del hipotiroidismo), enfermedad de Graves (responsable del hipertiroidismo), ciertas insuficiencias suprarrenales, diabetes tipo 1 insulinodependiente, ciertas anemias como la de Biermer, miastenia grave, esclerosis múltiple , artritis reumática, etc.

            Todas estas reacciones dan testimonio de una terreno hipersensibilizado y desorganizado, pero también un aumento considerable de sustancias tóxicas, debilitando los organismos.

3 – El campo según la bioelectrónica

            La bioelectrónica es una técnica científica capaz de definir el terreno de la buena salud y de diversas enfermedades, gracias a las mediciones realizadas con un bioelectronímetro, sobre tres fluidos corporales: sangre, saliva y orina. (3) Estas medidas especifican, para cada uno de los líquidos, tres parámetros:

– Potencial de hidrógeno (pH), cuya escala varía de 0 a 14, señala la concentración de protones y el carácter ácido (de 0 a 6,9), neutro (de 7) o básico (de 7,1 a 14) del líquido medido;

– el factor redox (llamado rH2) cuya escala varía de 0 a 42, indica la concentración de electrones y el carácter reductor (de 0 a 27,9), neutro (a 28) u oxidado (de 28,1 a 42) del líquido medido;

– resistividad (llamado rô) es la concentración de electrolito medida en ohms.cm.

            Para la sangre venosa, los estándares de muy buena salud son: pH=7,35; Rh2 = 21 a 22 y ro = 210 ohm.cm. Las microcorrientes implementadas por los intercambios de electrones corresponden a un voltaje de 210 milivoltios. Esta sangre es por lo tanto ligeramente básica, más bien reductora, baja en electrolitos y poco electrificado. Debería ser el de todos los adultos, pero este campo se ha vuelto dramáticamente raro en 50 años.

            Actualmente, la mayoría de los franceses muestran medidas que a menudo están muy alejadas de estos estándares debido a sus hábitos y condiciones de vida, que modifican gradualmente el equilibrio del medio interno, predisponiéndolos a diversas enfermedades. Él enfermedades autoinmunes se ubican en el bioelectronigrama (ver gráfico al lado), en las zonas 3 según el nivel de oxidación y sobrecarga de toxinas. De hecho, la oxidación comienza astutamente a partir de la rH2 24 y especialmente 25, debido a la pérdida cada vez más importante de electrones, que son una de las fuentes de vitalidad inmunitaria. Entonces el cuerpo entra en pánico, en una reacción de defensa cada vez más desesperada, para liberarse del veneno sin comprender su naturaleza a menudo desconocida.

4 – Disruptores del campo

            Muchos disruptores favorecen las enfermedades autoinmunes, modificando las medidas bioelectrónicas, que se desvían gradual o repentinamente de las normas de salud. Estos disruptores son la contaminación, los hábitos nocivos y el estrés.

         * Contaminación peligrosa.

            Los venenos contenidos en nuestro medio ambiente representan una de las principales causas del dramático deterioro de la salud. Nuestros conciudadanos aún no han tomado conciencia de la gravedad y alcance de este desastre sanitario porque la omerta reina en esta zona a pesar de los intentos de informar a algunas asociaciones de "salud natural". Estas contaminaciones se pueden agrupar en cuatro categorías:

- Contaminación química saturan el aire, el agua y los alimentos con millones de moléculas que obstruyen las membranas celulares, ralentizan la asimilación de oxígeno, envenenan las células (pulmones, intestinos, hígado, riñones) y favorecen la creación de radicales libres (captadores de electrones). Los principales contaminantes son los productos químicos industriales y agrícolas, el tabaco, las partículas de diésel, los metales pesados…

– Medicamentos alopáticos y vacunas son productos sintéticos que pueden desencadenar reacciones adversas. Estos efectos perversos llamados "efectos secundarios" o informados entre las "contraindicaciones" se especifican en las instrucciones, pero no todos son necesariamente conocidos o tenidos en cuenta. Por lo tanto, estemos muy atentos a estos productos artificiales, que modifican, más o menos rápidamente, el estado del campo bioelectrónico, por dos acciones perjudiciales principales: la reducción del número de electrones, que favorece la oxidación del campo (la Rh2 aumenta), y el colapso de la resistividad de la sangre, lo que aumenta su viscosidad y, en consecuencia, el riesgo de trombosis.

- Antibióticos, administrados a animales de granja y humanos durante enfermedades infecciosas, tienen el efecto de modificar profundamente el ambiente intestinal, normalmente reducido (es decir, protegido del aire). Al aumentar el potencial de oxidación (rH2), destruye las bacterias patógenas, pero también muchas bacterias anaerobias esenciales para una buena digestión, y también favorece el aumento de peso (obesidad).

- Radiación electromagnética : los campos eléctricos, las antenas repetidoras, los teléfonos móviles, los teléfonos inalámbricos (DECT), los rayos X (rayos X) y los rayos ionizantes crean una contaminación adicional, tanto más peligrosa cuanto menos conocida. Sin embargo, también contribuye a desviar el terreno biológico (al crear radicales libres al devorar electrones), lo que aumenta el riesgo de enfermedades autoinmunes y alergias.

         Hábitos de vida nocivos. Entre las causas más dañinas están:

comida recocida (aunque sea orgánico) porque ha perdido su potencial de vitalidad electrónica, ya que se destruyen las vitaminas y enzimas;

comida chatarra, porque contiene muchos productos químicos (conservantes, colorantes) y, en ocasiones, productos alimenticios que promueven reacciones de defensa de tipo alérgico. Este es el caso de los huevos de gallinas confinadas en baterías. leche de vaca de cultivo intensivo (que contiene antibióticos), quesos pasteurizados, pan con levadura química, maní y ciertos productos del mar (pescado de cultivo, mejillones). Por otro lado, estos mismos productos naturales presentan menos riesgos alergénicos, en particular huevos de gallinas de granja (que viven libres durante el día), pan de masa madre, quesos de leche cruda. Las mediciones bioelectrónicas indican diferencias considerables entre estos dos métodos de producción. (4).

grifo de agua potable, porque perturba el medio digestivo por medidas poco favorables a la vida, ya que esta agua es básica, sobremineralizada, sobreoxidada (cloro, ozono) y rica en contaminantes químicos y hormonales (médicos y agrícolas);

- el sedentarismo, porque no favorece la eliminación de toxinas, ya que la falta de actividad muscular provoca dificultad para respirar y ausencia de transpiración;

- sueño ligero, caprichoso y perturbado, porque no puede llevar a cabo sus funciones revitalizantes y reparadoras producidas durante el sueño profundo (5).

         Las tensiones perturbadoras

            La vida moderna multiplica las ocasiones de conflictos, frustraciones, preocupaciones y miedos, que provocan un conjunto de reacciones musculares, fisiológicas y psicológicas denominadas estrés. El estado de estrés corresponde a una tensión natural y esencial de las funciones que permiten una reacción (ataque o huida). Este impulso moviliza la energía disponible (adrenalina, hidratos de carbono, oxígeno, etc.) para actuar.

            Cuando la reacción sea imposible o en caso de estrés crónico (ansiedad, preocupación, resentimiento, etc.) o demasiado cercano (exceso de trabajo), el organismo mantendrá la sobretensión interiorizada y recurrirá a sus reservas energéticas (cortisol, proteínas… ). Entonces ocurrirán varias reacciones:

– mala asimilación de nutrientes esenciales (proteínas, vitaminas, magnesio, etc.) con fuga de electrones y catalizadores en la orina;

– retención de toxinas, como resultado de disfunciones de los emuntorios (hígado y riñones) que conducen a una caída en la resistividad de la sangre que hace que el cuerpo sea sensible a las inducciones cósmicas (ultravioleta e infrarrojo del sol, radiación lunar de la luna llena , etc.);

– aumento de la concentración de oxígeno en sangre asociado a un estado de sobretensión nerviosa ya la creación de radicales libres a partir del oxígeno disponible y no utilizado para la acción.

5 – ¿Cómo normalizar el terreno?

            Sobreoxidación de la sangre (rH2 mayor de 25), así como la acumulación de toxinas y toxinas conducen a un debilitamiento del cuerpo y un debilitamiento del sistema inmunológico. Se aumentan así los riesgos de enfermedades autoinmunes, pero también de otras enfermedades degenerativas. Para proteger y normalizar su terreno, debe adoptar una estrategia de tres niveles.

- eliminar primero los disruptores porque es necesario eliminar las causas del problema (tabaco, productos químicos, productos aromáticos volátiles, medicamentos muchas veces superfluos, vacunas peligrosas e inútiles, etc.);

- adoptar entonces higiene biocompatible("compatible con la vida") y revitalizante, con agua de bebida baja en minerales, una dieta basada en plantas (tipo dieta cretense), asegurándose de recargar antioxidantes en las tres comidas del día: frutas por la mañana, ensaladas vitamínicas al mediodía y por la noche, complementado con un plato caliente compuesto por tres raciones (verduras poco cocidas, cereales y proteínas magras). Sobre todo, no olvides comer hierbas aromáticas (ajo, perejil, chalotes, etc.), semillas germinadas y verduras lactofermentadas. Completa tu higiene biocompatible todos los días, con actividad física, contacto con la tierra (negación) y una sesión de relajación; (6)

- limpiar finalmente, periódicamente su campo bioelectrónico, con la ayuda de tres tipos de acción: curas de purificación, con, por ejemplo, monodietas con jugos de frutas o vegetales, infusiones drenantes, etc.; curas de revitalización, con la adición de antioxidantes, aceites esenciales, polen, etc.; sesiones de reequilibrio con moraterapia, ionocinesis, acupuntura, magnetismo y soplo de aire fresco Jacquier (7).

6 – Un terreno sano para la vida

            Los hábitos inadecuados, la contaminación y el estrés crónico son peligrosos porque contribuyen a modificar, con mayor o menor rapidez, los estándares bioelectrónicos de la salud, favoreciendo, entre otras cosas, las enfermedades autoinmunes.

            Para protegerse, la bioelectrónica es una formidable herramienta de conocimiento. En primer lugar, proporciona información valiosa sobre el estado del terreno biológico y, en segundo lugar, proporciona medios efectivos para devolverlo a los estándares de "salud perfecta". Por lo tanto, esta técnica merece ser utilizada más, para eliminar el riesgo de debilitamiento del sistema inmunológico para obtener o mantener un entorno saludable durante toda la vida.

1 – Bruno Anselme, El cuerpo humano, Punto de referencia práctico, edición Nathan, p. 108.

2. Silbernagl y Despopoulos, Pocket Atlas of Physiology, ed. Medicina Flammarion, pág. 94 a 100.

3. Roger Castell, Bioelectrónica Vincent, ed. cuelga

4. Peter Vanhoof, Salud de los pollos mejorada por el BEV, Fuentes Vitales n°85, diciembre de 2012.

5. Roger Castell, Sueño natural, Roger Castell, ed. El mensajero del libro.

6. Ver Fuentes Vitales: nº 22 (Agua), nº 38 (Alimentación), nº 42 (Depuración intestinal), nº 57 (Antioxidantes).

7 – Roger Castell, Las claves de la longevidad activa, Dangles editions, p.129-146.

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